“Me negué a dejar de intentar. Una vez, dejé de fumar durante dos años; otra vez, por un año; la última vez, por seis meses. Recientemente, pude dejar los cigarros durante un mes. Después de haber intentado todas estas veces, seguía regresando a ellos. Para tener éxito, sabía que debía implementar algunos cambios. Con la ayuda de los asesores de Quitline, decidí utilizar palabras positivas para alentarme a mí misma, cambiar mi rutina diaria para que fumar fuera menos común, y manejar mejor el estrés causado por mi familia. Estas estrategias funcionaron muy bien. Pero mis asesores me ayudaron a darme cuenta de que tenía que cambiar aún más. Mi trabajo incluía manejar mucho y me había acostumbrado a fumar mientras estaba en mi automóvil. Para dejar de acordarme de este factor que me hacía querer fumar, limpié muy bien mi automóvil. El olor fresco me hacía pensar en mi compromiso de dejar de fumar. Al principio, también llevaba conmigo nueces y otros bocadillos, pero me di cuenta de que la goma de mascar me ayudaba igual (sin hacerme subir de peso). Ahora que no he fumado por seis meses, me emociona decirles a las personas que ya no fumo y disfruto mi tiempo libre mucho más”.